lunes, 21 de noviembre de 2016

Marco 38


  Atravesé la puerta de comisaría y vi como el joven agente venía a mi encuentro.
- Buenas tardes señor López, aunque yo más bien diría noches, si me hace el favor de venir conmigo, vamos a un lugar más tranquilo, tengo algo que mostrarle - me dijo.
   Y eso fue lo que hice, seguirle, ¿ qué tendría que mostrarme ?, no os podéis llegar a imaginar como me picaba la curiosidad, pero estaba apunto de averiguarlo.
   Entramos en una habitación pequeña, en ella había una mesa con un par de sillas, un mueble auxiliar con una cafetera eléctrica y un par de estanterías llenas de ficheros. Me ofreció asiento y lo tomé
- ¿ Un café ? - me preguntó.
- Sí por favor, a ser posible con un chorrito de leche.
  Puso la cafetera en marcha para que se fuera haciendo el café y salió de la habitación para al instante volver a entrar con un cartón de leche, no sé de dónde lo sacaría, supongo que tendrían alguna nevera en otro cuarto. Abrió un armario que había en la parte baja de una de las estanterías y de allí saco un par de tazas, sin plato, yo hubiera preferido que sacará el plato, no sé si no había o no lo quiso sacar, no pregunté.
- No sé como empezar para que usted no se sienta intimidado, pero hay una serie de preguntas que debo realizarle. La búsqueda de Marco a dado un giro, ahora ya no sé le busca como desaparecido, sino que se ha efectuado una orden de búsqueda y captura por una serie de delitos que se le imputan.
- Pero seguramente aquella mujer a la que robaron se confundiría en la descripción - contesté nervioso.
- Lo dudo, además hay otra serie de detalles que nos induce a pensar que los delitos que se le imputan son ciertos, de todas formas nuestro trabajo consiste en detenerle y llevarlo hasta el juez, luego él decidirá si es culpable o no de tales delitos, por eso aprovecho para decirle que si se pone en contacto con usted, debe comunicarnoslo inmediatamente, de lo contrario estará usted incurriendo en un delito de obstrucción a la justicia.
  Me quedé sin saber que contestar, allí frente a él, mi cara debía ser un poema, pues el joven agente tocó mi hombro como en un gesto de lastima, de compasión y continuó diciendo;
- Ahora necesito saber que tipo de relación tenían ustedes y si usted en algún momento le dio o prestó una suma elevada de dinero.
Yo seguía mirándole sin decir nada, sorprendido, sin saber que era cierto o que no lo era, mientras tanto él continuaba hablando.
- Necesito que me lo comunique para combrobar si usted también ha sido estafado. Fíjese en la habitación donde estamos, aquí nos quedan algunos archivos que todavía están por informatizar, en ellos hay algunos pertenecientes a Marco, todos son el mismo tipo de denuncia; estafa. Y a esas hay que sumarle la de la mujer que te comenté y la de un señor que puso una denuncia también por desaparición, de hecho llegó hacer carteles con su nombre, seguramente lo habrás visto aquí en comisaría, es el tal Javier.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Marco 37


   Me palpó la cicatriz que cruzaba la parte central de mi espalda.
- Esto esta curando maravillosamente, aún así todavía queda proceso de cicatrización, no olvidemos que el exterior al estar en contacto con el aire, seca más rápidamente que el interior.
- Entonces, ¿ antes de tres meses no sería posible realizar la siguiente operación ?
- A ver, como muy pronto te la podría hacer en dos meses, pero yo prefiero esperar un mes más. Después de todo un mes más o menos no te va a suponer nada. Yo calculo que en un plazo máximo de un año habremos acabado todo el proceso.
- No, si tiene usted razón, pero es que tengo tantas ganas de verme bien.
   Bueno eran muchas más las ganas que tenía de que Marco me viera, lo que ese pensamiento me lo guardé para mi y no hice partícipe al doctor Ruíz.
- ¿ Quiere usted ver cómo está quedando la cicatriz ? - me preguntó.
- Claro que sí.
   Cogió una pequeña sabana y me la dio.
- Rodea con ella tu cintura y levantate de la camilla.
   Nos acercamos a un espejo de cuerpo entero que había en la sala, me hizo ponerme frente a el, mientras él aguantaba otro espejo detrás de mi, de manera que yo podía ver reflejado en el espejo de cuerpo entero la cicatriz que se reflejaba en el espejo que el doctor había colocado tras de mi.
   La cicatriz atravesaba toda la parte central de mi espalda y era prácticamente inapreciable.
- ¿ Cómo lo ves ? - me preguntó.
- Bien, muy bien, creí que se notaría más.
- No, éste tipo de cicatrices intentamos que sean lo más disimuladas posible.
   Y tan disimulada, aquella cicatriz era una obra de arte.
- Bueno, pues ya te puedes vestir. Cuando termines no olvides pasar por recepción para que te den la próxima cita, la siguiente ya podemos espaciarla hasta el mes siguiente.
   Me vestí lo más rápido que pude y tal y como me dijo el doctor Ruíz pasé por recepción antes de salir de la clínica, me dieron la cita justo para un mes después, o sea para el veintitrés de octubre. Con la cita ya concertada salí de la clínica y paré un taxi en la misma puerta.
- A comisaría - le dije al conductor.
   Me moría por saber que era aquello que tenía que contarme el agente, pero más me moría porque llegara el miércoles y que Marco me aclarará todo.