sábado, 20 de agosto de 2016

Marco 34

   Ya no dormí más, la incertidumbre volvió hacer mella en mi. Poco me había durado la paz. Tenía que matar el tiempo de algún modo así es que decidí ver películas, comencé por "Alguien voló sobre el nido del Cuco " una gran película del género dramático que habla de los dudosos métodos utilizados en un hospital psiquiátrico. La siguiente fue " Los Santos Inocentes" dónde se hace una clara descripción de las humillaciones que pasaba el trabajador en la España profunda de la posguerra. Ya no hubo una tercera película, me acosté en la cama, aún sin sueño, pero es que ya me había hartado de ver películas. Probaría a llamar a Marco.
- El número al que llama no pertenece a ningún cliente.
Ya estaba confirmado, Marco se había desecho ya del móvil. Pues nada, me tocaba esperar. Me quedé en la cama leyendo aquel libro que intenté leer en el hospital una de las veces que me operaron, a ver si leyendo conseguía que me pudiera el sueño, con las películas no había funcionado, quizás fuese porque esas películas me gustaban demasiado, debería haberme puesto alguna más aburrida. Por eso decidí ponerme a leer aquel libro tan aburrido, para ver si conseguía dormirme. Debía estar descansado para el día siguiente, debía pasarme por la comisaría antes de mi consulta en la clínica y continuar con mi papel de hombre preocupado, aunque no tenía claro a esas alturas si era un papel, Marco, a mi parecer tardaba mucho en volver a llamar.
   Miré el reloj, siete minutos faltaban para las seis de la mañana. Ya no me interesaba dormir. Me pegaría una ducha fría y saldría a dar una vuelta. Necesitaba que me diera el aire en la cara y a esas horas solía hacer una brisa muy buena. Necesitaba ver gente, sin embargo no creo que hubiera mucha, a lo sumo algún corredor que otro. Eso es lo que haría en cuanto me recuperase de las operaciones, le propondría a Marco salir a correr con él. Me pareció recordar que en algún momento se lo propuse, pero no lo tenía claro. Se lo comentaría en cuanto pudiese hablar con él.
   Comencé a pasear por los alrededores y como había previsto me cruce con varios corredores
- Buenos días
- Buenos días - me contestó la chica muy amablemente.
   Era una joven que vivía al final de la calle, solía salir a correr todas las mañanas. Yo la veía cada vez que tenía turno de mañana en el hotel. Siempre nos saludabamos cortésmente.
El hotel, poco me quedaba ya para empezar a trabajar. Estire la baja todo lo que pude, no tenía la cabeza para trabajar con todo lo que estaba pasando, además la baja me sirvió para poder dedicarme por entero a la búsqueda de Marco. Y lo que son las cosas, al final él me encontró  a mi.

lunes, 8 de agosto de 2016

Marco 33

- Mire, lo mejor que puede hacer es marcharse a casa, nosotros le llamaremos en cuanto consigamos detenerle.
- ¿ Detenerle ?
- Sí, ya le he dicho que tiene una denuncia por robo.
- Pero, no sabe cierto si es él.
- Bueno, de todas formas deberá pasar una rueda de reconocimiento.
- Por favor, cumpla con su palabra y llamenme en cuanto sepa algo.
   Ahí el cínico fui yo.
   Me fui a casa, le hice caso y me fui a casa. Aprovecharía y descansaría un poco. Después de todo ya sabía que Marco estaba vivo, ahora me quedaba esperar a que llamara y me contara. Esperaba que lo hiciera esa misma tarde, quería decirle que al día siguiente era mi primera cita para comenzar los preparativos de mi siguiente operación.
  Me dormí, por fin después de tantos días había conseguido descansar. No sabía cuanto tiempo hacía que me había dormido, pero me desperté sobresaltado al escuchar el sonido del móvil. Marco, seguro sería Marco.
  Corrí hacia la mesa del comedor, que era donde había dejado el móvil. Casi me rompo las narices al tropezar con un zapato que yo mismo había dejado por en medio, por suerte reaccione y puse las manos.
- ¿ Diga ?
- Hola Jaime, le llamo para recordarle que mañana a las 19:30 tiene usted una cita con nosotros.
- No lo había olvidado, de todas formas, gracias por llamar para recordarmelo. Hasta mañana.
- Hasta mañana - me contestó la chica muy amablemente.
  Pues no era Marco, bueno seguiría esperando, todavía quedaba tiempo para que terminara el día, aunque comenzaba a dudar de mi templanza. El tiempo transcurría y el móvil no sonaba y yo de nuevo dudaba, de mi, de él. De mi confianza hacia él, de su palabra y me maldecía por dudar de quien más quería.