lunes, 16 de enero de 2017

Marco 40

   Desayune tranquilamente, todavía faltaban un par de horas para mi encuentro con Marco. Sin embargo, aunque mi intención al desayunar lento era apurar el tiempo, no conseguí el efecto deseado, pues me traicionó el subconsciente, y aquello que yo creí lento realmente transcurrió en diez minutos. Así es que como todavía quedaba hora y media por delante me puse a recoger la casa, adelantaría trabajo, después de mi reunión con Marco volvería y la limpiaría. La verdad es que últimamente la tenía bastante abandonada. Pero pensaba dejarla como los chorros, quería que Marco viera la casa impecable cuando volviera.
   Me desperté tranquilo, con una paz interior que echaba de menos, como ya os he contado; era fruto del saber que mi reunión con Marco estaba cerca. Me dio tiempo a recoger y quitar el polvo de los muebles, solamente restaba limpiar el suelo.
   Mientras limpiaba volví a estar tentado en abrir aquella caja de madera, ¿ qué guardaría ahí ?, pero me contuve, debía respetar su privacidad.
   Veinte minutos, veinte escasos minutos y tendría frente a mi a Marco. Llamé a un taxi, no quería que se me hiciera tarde.
- El 237 - contestó una voz al otro lado del móvil.
  Baje a la calle, pues el taxi no tardaría en llegar y no quería que estuviera allí parado con el taxímetro recaudando, no estaba yo para desparramar dinero, mi pensión por la baja era más bien escasa. Y sí, allí estaba esperándome.
- Al parque " Carlos Cano " por favor.
  El taxista asintió con la cabeza y tomó rumbo hacia la dirección que yo acababa de indicarle.
- Muchas gracias, que tenga usted un buen día - le dije al taxista en cuanto le pagué la carrera.
- Igualmente caballero - contestó muy amablemente.
  El taxista me dejo en la puerta principal del parque, éste era un gran complejo de siete kilómetros de extensión. El punto donde había quedado con Marco estaba próximo a la puerta principal, a más o menos ochocientos metros.
  No llevaba ni dos minutos esperando cuando sentí una voz a mis espaldas.
- No te vuelvas, ni pronuncies ninguna palabra, me estoy jugando mucho.
  Un sudor frío comenzó a correr mi cuerpo, era Marco, por fin.

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