jueves, 31 de marzo de 2016

" Tragedias poéticas "

Seleccionada para aparecer en la antología "Tragedias Poéticas" de Diversidad Literaria.

martes, 22 de marzo de 2016

Marco 27


   Llegué a la comisaría unos minutos antes de la hora convenida, todavía tenía que esperar a que les tomaran las huellas a dos enfermeros del equipo médico, a una celadora y a la señora Laura.
- Hola, esto parece que va lento, nos va tocar esperar - me dijo la señora Laura nada más verme.
- Yo voy a preguntar si puedo venir en otro momento, tengo unos asuntos que resolver.
   Me había venido a la cabeza que quizás en casa pudiera estar el número del compatriota de Marco, además se me había olvidado que debía ir a buscar una foto suya para enseñársela a la señora Laura. Podría haber aprovechado el camino de vuelta para hacer ambas cosas. Debía centrarme y organizarme, ahora lo primero que iba hacer era preguntar al agente sobre lo que había averiguado en el supermercado, así es que aprovecharía la excusa de preguntar acerca de volver más tarde y hablaría con él.
  Esperé sentado al lado de la señora Laura a que terminara el agente de atender a una señora que estaba cursando una denuncia.
  La señora tardó más de lo que yo esperaba, tanto que dio tiempo a que me tomaran las huellas. Al salir pude comprobar que el agente con el que quería hablar ya no estaba.
- Ha salido ha realizar unas cuestiones, vuelva esta tarde - me dijo otro agente.
  Vaya que mala suerte la mía, pues no me quedaba otra que volver por la tarde, lo haría después de mi cita con la señora Laura. Ahora lo primero que iba hacer era ir a casa a recoger la fotografía y a buscar el número de teléfono. Los acontecimientos estaban propiciando que todo se demorara.
  Caminaba hacia casa sin parar de darle vueltas a la cabeza, nada fuera de lo normal, desde la desaparición de Marco eso era una dinámica en mi. Tenía miles de preguntas sin respuesta, ya que de momento nadie había sabido responderme.
  De pronto un nuevo pensamiento me vino a la cabeza, consecuencias de no parar de darle vueltas. ¿ Y si había ocurrido algo con su padre y Marco había tenido que irse a su país ?, ¿ y si por lo que fuera no había podido comunicarse conmigo ?. Sí, seguro que aquella era la respuesta a todo aquel caos. Pero un momento, si yo lo había visto saliendo de la habitación del doctor Benítez. No, no le había visto, ahora comenzaba a verlo claro. Marco estaba en El Salvador, por lo tanto la persona que vi saliendo de la habitación del hospital no podía ser él. Sin embargo no podía cambiar mi declaración ante la policía.
 

martes, 15 de marzo de 2016

Seleccionada concurso de relatos breves "Ilusiones #

  Dos grandes y espabilados ojos lloran lágrimas de necesidad, de querer lo que otros tienen y ella no puede obtener.
   Lloran y se mezclan con el tizne negro de la pobreza, ese tizne que desde nacida lleva asentado en su cara.
   Instantes antes pedía a su madre un duro para chucherías, pues quiere saborear el dulce al igual que lo hace el resto de la chiquillería.
   Pero ésta llora con los ojos secos, pues se le agotaron las lágrimas de tanto derramar lágrimas por culpa de su negra estampa.
- Un duro no te daré, sin embargo un canto rodado has de hallar que al piar de un pájaro en duro se transformará.
   Ella mira a su madre al tiempo que sus ojos continúan llorando. Bien sabe que eso jamás sucederá, pues aunque corta de edad, amplia de entendimiento es, y es que la miseria te obliga a crecer.

martes, 8 de marzo de 2016

Marco 26


   Uno a uno nos fueron citando en comisaría para el tema de las huellas. Yo me quedé con las ganas de preguntar que les habían dicho en el supermercado sobre Marco, sin embargo aquel no era ni el momento ni el lugar para hacerlo. Tampoco le recordé a la señora Laura nuestra cita del día siguiente. Simplemente confirmé con los agentes mi visita horas más tarde a comisaría y me fui.
   Todo aquello era una locura, por más vueltas que le daba no conseguía entender como había llegado a ese punto. Posiblemente no lo entendiera pirque era algo que yo no podía controlar, yo no era el responsable directo de todo lo que estaba ocurriendo, pero si que me salpicaba.
   En dos horas debía estar en comisaría para que me tomaran las huellas, aunque lo veía un absurdo, pues esa tarde fue la primera vez que yo estuve en el hospital y no había tocado nada, fue la señora Laura quien abrió la puerta y quien entró a la habitación . Sin embargo no quise replicar al joven agente y asentí cuando me citó en comisaría, así aprovecharía y le preguntaría que había averiguado acerca de Marco.
   Marco, marco, marco...  Su nombre y su imagen daban vueltas constantemente por mi cabeza. No sabía que más hacer. No podía sacarme de la cabeza que algo malo le debía haber pasado, ya habían pasado veinticinco cinco días y continuaba sin dar señales de vida.
   La comisaría se encontraba a unos cuarenta minutos del hospital, así es que me puse a andar, no quería ir a casa, se me caía encima desde que no estaba Marco. Mientras caminaba iba pensando a quien podía acudir, quien además de la señora Laura podría decirme algo. Si supiera como ponerme en contacto con su familia, les preguntaría sin alarmarles, de momento creo que no era conveniente que supieran de la desaparición de su hijo y hermano, ya estaban pasando suficientes angustias con la enfermedad del padre. Tampoco podía preguntar a aquel compatriota suyo que le contó que su familia le andaba buscando. Pero un momento, ¿ cómo no se me había ocurrido antes ?. Podía ir al banco y que ellos me facilitaran los datos del titular donde hice la transferencia, que era la clínica donde estaban tratando y donde habían operado al padre de Marcos. Así ellos podrían ponerme en contacto con su familia.
   Me sentía esperanzado, comenzaba a ver un resquicio de luz en aquella penumbra en la que me hallaba envuelto. La pena es que no podía ir en ese mismo momento, pues debía pasar por comisaría para que me tomaran las huellas y aparte los bancos no habrían por la tarde.
  

sábado, 5 de marzo de 2016

https://drive.google.com/file/d/0B_SOg4ETLqlGTGhxTXpzdVpFb28/view?usp=sharing


Para los que acabáis de aterrizar en mi blog y para todos aquellos que queráis seguir la historia desde el principio aquí os dejo el enlace del primer capitulo en pdf.

martes, 1 de marzo de 2016

Marco 25


  - Tendremos que llamar a la policía. Señora alguien ha intentado atentar contra su marido - volvió a decir el mismo médico.
- ¿ Seguro que usted no vio a nadie ?, me pareció escucharle llamar a alguien - dijo la señora Laura dirigiéndose a mi.
   Aquella pregunta me puso un tanto nervioso, puede que a alguno de los allí presentes se le ocurriera comentárselo a la policía cuando llegara, y entonces buscarían a Marco como sospechoso de intento de asesinato y no como desaparecido. Eso sin contar que posiblemente también sería sospechoso del primer intento de asesinato del doctor Benítez. Menos mal que fui rápido y audaz.
  - Sí, me escuchó llamar a Marco. Tengo momentos en los que le llamo en voz alta, momentos de desesperación que me son difíciles de controlar, quien sabe a lo mejor en alguna de esas ocasiones que grito su nombre...
  - Bueno, bueno, como ya les he dicho habrá que llamar a la policía - volvió a decir el mismo médico.
   En menos de diez minutos teníamos allí a una pareja de agentes.
- No esperaba encontrarme con usted aquí - dijo dirigiéndose a mi el joven policía que llevaba el caso de Marco.
  - Quedé con la esposa del doctor Benítez para ver cuando fue la última vez que vio a Marco y ya de paso me acerqué a visitar al doctor. Me encontraba en ésta parte del pasillo, esperaba que la señora Laura saliera de la habitación, pues creía que se encontraba en ella, para preguntarle por la evolución de su marido. Entonces apareció ella y juntos entramos en la habitación. Nada más entrar me gritó que avisara a un médico y el resto ya lo saben.
- Sí, por lo que nos ha contado el equipo médico que acudió a la llamada de socorro, no cabe ninguna duda de que alguien intentó sabotear la máquina que mantiene con vida al doctor Benítez.
   Madre mía, me estaba convirtiendo en el encubridor de quien quiera que hubiera realizado aquel acto.
  - ¿ Alguien vio a alguna persona merodeando cerca de la habitación ? - preguntó a todos en general.
   Todos meneamos la cabeza, todos menos la señora Laura que permanecía intacta cual estatua de sal.
  - ¿ Usted tampoco vio nada ?, señora Benítez - le preguntó.
  - No, tampoco - dijo con un inapreciable e ininteligible tono de voz, probablemente causado por la angustia del momento.
  - De acuerdo, tendremos que tomarles las huellas a todos, forma parte del protocolo de investigación.