domingo, 25 de septiembre de 2016

Marco 36

   Tan sólo debía torcer la esquina y me daría de bruces con la comisaría, sin embargo no llegué a entrar, me cruce con el joven agente a la entrada de ésta.
- Buenos días, ¿ se marcha usted ?
- Una emergencia, me viene al pelo que haya venido. Pase usted esta tarde a última hora, tengo algo importante que decirle.
- ¿ A última hora que hora sería ? - pregunté.
- No sé, a eso de las siete.
- Es que a esa hora tengo un asunto que arreglar.
- Pues pase cuando termine, yo estaré por aquí. Tengo que revisar en los archivos un caso antiguo.
   Pegué media vuelta y dirigí mis pasos hacia casa. Me estiraría un poco en la cama, me convenía descansar. Ya sabéis que no había conseguido dormir en toda la noche debido al nerviosismo por esa llamada de Marco que no llegaba. Pero ya había recibido su llamada, por lo tanto no creo que tuviera problema en conciliar el sueño.
   Y así fue, fue tumbarme y quedarme dormido, menos mal que puse la alarme del móvil, si no seguramente no habría despertado a tiempo para mi cita en la clínica. Aún así llegué un poco justo de tiempo.
   Me encontraba sentado en la sala de espera onjeando una revista de moda. Desde que había comenzado con la pérdida de peso esto del tema de la moda y el vestir elegantemente me interesaba, pues me gustaba agradarle a Marco, él le daba mucha importancia a eso de la buena presencia. Antes nunca me intereso éste tema, pero conforme iba perdiendo peso iba comprándome alguna prenda que otra e iba notando como iba atrayendo más a Marco.
- Jaime, ya puedes entrar - me dijo el doctor Ruíz.
   Me senté en la silla que se encontraba enfrente de él, la dispuesta para los pacientes, entre ambas sillas se encontraba una mesa clásica de roble cuya parte alta estaba cubierta por un sin fin de objetos; porta-lapices, figuritas varias, marcos con fotos.
- Bueno Jaime, pues ya sabes como funciona esto, ya has pasado por una de las operaciones, te restan dos y la siguiente te la realizaremos en una fecha aproximada de tres meses, pues tiene que cicatrizarte  bien la que ya te hemos realizado. Ahora vamos a pasar a la otra sala, quiero ver como va esa cicatriz.
   Me cedió el paso y pasamos a la habitación contigua. Allí había una camilla y un biombo que partía la sala en dos. Detrás del biombo había un perchero y una silla como la que instantes antes había utilizado para sentarme en el despacho del doctor Ruíz. En el perchero había colgada una bata de esas abiertas por detrás, esas que por muy bien que te la coloques siempre acabas enseñando la retaguardia.

2 comentarios:

  1. Anda me parece que Marco tiene como que mil caras...A esperar como sale por lo menos Jaime de la siguiente operación.
    Y yo a esperar el próximo capítulo con una intriga más grande que la de Jaime por no saber nada de Marco.

    Que enganchada tengo con tu Novela.

    Saludos!!

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